Devocional: Curiosa Invitación

“La sabiduría preparó un banquete, tendió la mesa, y clama desde lo más alto de la ciudad: ¡Vengan, Oh simples! ¡Vengan y disfruten!” Proverbios 9:2-4

Muy pocas personas han encontrado el secreto de las pruebas, adversidades, privaciones e incapacidades que les haya tocado enfrentar. Dijo el apóstol Pablo que, justamente en esas debilidades, se encuentra la fortaleza, porque el poder de Dios se perfecciona en ellas y puedo llegar a gozarme y hasta gloriarme en mis debilidades. El capítulo 15 del Evangelio según San Lucas nos confronta con el relato de un hombre que hizo una gran cena y convidó a muchos, pero todos a una comenzaron a excusarse. Uno, porque tenía que ir a ver un campo que había comprado. Otro, porque tenía que ir a trabajar en el campo probando unos bueyes nuevos. Otro, porque recién se había casado. Cuando el hombre se enteró de que habían despreciado su invitación, ordenó a un grupo muy específico de personas que sean los nuevos invitados. Veamos. Primero invitó a los pobres, obvio, los que nadie invitaría. Luego a los mancos que, según la cultura de ese tiempo, nunca podrían casarse. Luego a los cojos, quienes obviamente no podrían ir a trabajar el campo con ningún buey. Y en último lugar a los ciegos, que nunca podrían ir a inspeccionar un campo recién comprado. Como podemos ver, en este grupo selecto de invitados, fueron justamente sus discapacidades las que acabaron transformadas en sus oportunidades para participar del banquete de la gracia en la mansión de este hombre. 

Yo sé que nadie disfruta de su dolor, de sus privaciones, de sus discapacidades o de sus pérdidas. Pero creo que existen dos personas en la vida al momento de enfrentarse a sus pruebas, los que se quedan postrados llorando, rencorosos con Dios, las personas y la vida por lo que les ha sucedido y se niegan a entrar a la invitación del banquete de la gracia de Dios, y aquellos que encuentran en sus propias necesidades y sus propias debilidades un llamado a abrazarse a los pies de Jesús en busca de fortaleza, sanidad, nuevos comienzos y nuevas oportunidades. Estos últimos disfrutan del banquete de su gracia, y el mantel de la misericordia de Dios cubre cualquier defecto. No rechaces hoy Su invitación.