Las últimas décadas han visto resurgir del criterio de "calidad" y "calidez" en lo que la desempeño laboral se refiere. En el ámbito empresarial, las grandes corporaciones redescubrieron que un empleado motivado y que siente de sus directivos le perciben no sólo como una ficha en el tablero o una pieza en el engranaje, sino como un ser humano con aspiraciones, sueños, anhelos, debilidades y necesidades, es mucho más eficiente y efectivo en su trabajo.
Las grandes corporaciones han visto en la motivación del trabajo el conjunto de fuerzas internas y externas que hacen que un empleado elija un curso de acción y se conduzca de cierta manera. La motivación involucra el descubrimiento y comprensión de los impulsos y necesidades de los empleados, ya que se origina en ellos. Aunque existen actividades humanas que son espontáneas y carentes de motivación, casi todas nuestras conductas consientes se ejecutan por un motivo o causa. El sueño es un buen ejemplo de esto; todos, al final nos quedamos dormidos sin motivación, pero acostarse es un acto consciente que requiere motivación. Siendo así, todos los seres humanos tendemos a desarrollar impulsos motivadores; entendiéndose estos como deseos intensos de lago, los cuales son producto del ambiente cultural en que cada ser humano se desenvuelve y que afectan la manera en que la gente considera su empleo, sus relaciones y enfoque de vida.