Podemos andar junto a Él cuando estamos haciendo lo mismo e ir en la misma dirección que Él y a Su misma velocidad. Debemos ser absorbidos con Jesucristo. Debemos honrarlo. “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:26). Así que honremos al Señor Jesús. No solamente de manera teológica, sino honrémoslo en lo personal. De esa manera el Espíritu Santo podrá ser también glorificado en nuestras vidas. No nos equivoquemos pensando que podemos andar en el Espíritu Santo y al mismo tiempo ir por un camino equivocado, sucio o injusto, porque ¿andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo? Él es el Espíritu Santo y si ando de manera no santa, ¿cómo puedo tener comunión con Él? Para ser llenos del Espíritu Santo nuestra vida tiene que estar en completa concordancia con los principios bíblicos; en constante obediencia al Padre y al Hijo.
