Aquí me encuentro, nuevamente rodeada de agitadas aguas, perennes, voraces sepulcros que permanecen en mí inmutables; quiero quedarme quieta, sin mirar... tampoco quiero escuchar. Me encuentro jadeante, llevando conmigo la suma de palabras atoradas a lo largo de mi existencia; la oscuridad es intensa, aunque quisiera mirar no puedo, me encuentro perdida, sí, me perdí a mí misma en el camino que no quise desde un inicio caminar.
Cuando no te rodean más que el dolor, la angustia y la soledad, parece no quedar otra opción que sumergirse en el fondo del mar.