El bebé al nacer es la más indefensa de todas las criaturas; su vida depende totalmente de la madre. Ella a su vez se encuentra más vulnerable que nunca y su desempeño depende notablemente del apoyo de los que la rodean, en especial de su esposo. Satisfacer esta curiosa cadena de total dependencia y entrega, implica sacrificio, un tipo de amor que no es naturalmente nosotros, pues sólo proviene de Dios.