Desde los días de la iglesia primitiva, los cristianos han batallado con la relación que hay entre la ley y el evangelio. Si, como el apóstol Pablo dice, la salvación es por gracia y la ley no puede salvar, ¿qué importancia tiene la ley para los cristianos hoy?
Al revisitar la Controversia Marrow —un famoso debate del siglo XVIII pero frecuentemente olvidado, el cual trató el tema de la correcta relación entre la gracia de Dios y nuestras obras— Sinclair Ferguson arroja luz en este tema central y muestra por qué sigue siendo importante hoy. Al hacerlo, Ferguson explica cómo lo que entendemos en cuanto a la relación que hay entre la ley y el evangelio determina nuestro acercamiento al evangelismo, nuestra meta en la santificación e incluso nuestro entendimiento de Dios mismo.
Ferguson muestra que el antídoto al veneno tanto del legalismo como del antinomismo es uno solo: el evangelio vivificante de Cristo Jesús, en quien somos al mismo tiempo justificados por fe, libres para hacer buenas obras y asegurados en nuestra salvación.
Recomendaciones:
“Si quieres hacerle un favor a tu alma, léelo y reléelo cuidadosamente. Este libro es, sencillamente, una obra maestra”.
- Sugel Michelén, pastor; autor, De parte de Dios y delante de Dios;coautor, Gracia sobre gracia
“Aunque esta obra es fascinante como elemento de análisis histórico, su importancia resalta aún más al verla como una cuidadosa guía bíblica y teológica para un mejor entendimiento de las controversias en torno al legalismo, el antinomismo y la seguridad del evangelio. Agradezco que Ferguson haya trabajado un tema tan relevante con su mente académica y su corazón pastoral”.
- Kevin DeYoung, pastor; autor, ¿Qué enseña la Biblia realmente acerca de la homosexualidad? y Haz algo
“No se me ocurre ninguna otra persona en quien pudiera confiar más para la exploración y el análisis de este material tan vital. Por mi parte, este es uno de los libros más importantes y definitivos que he leído en cuatro décadas”.
- Derek Thomas, pastor; autor, Cuando arrecia la tormenta y Dios fortalece